Covada (del francés, couver, incubar), costumbre por la que la madre, durante el nacimiento de un hijo o inmediatamente después, le cede el lecho al padre. A veces consistía en la entrega del bebé al padre por parte de la madre para que éste se ocupara de él. En muchas sociedades, la función social de la covada es reafirmar el papel o la legitimidad del padre. Se suele asociar con sociedades matriarcales o matrilineales.
Esta costumbre, practicada por algunos pueblos, especialmente de América del Sur y Nueva Guinea, se encontraba también en Europa entre cántabros, vascos, ibicencos y corsos. De hecho se cree que hoy día existen vestigios de esta costumbre en Europa, incluso hay quien considera que una nueva forma de covada aparecería en las sociedades occidentales cuando los hombres acompañan a las embarazadas al obstetra y asisten con ellas a cursos de preparación al parto y al momento del alumbramiento.
En los últimos treinta años se ha visto una modificación sustancial de la manera de "paternar". A finales de los años sesenta se rompe con el esquema del padre distante y meramente simbólico, para ir tomando mayor protagonismo en la crianza de los hijos. Hay cada vez más padres que desde el mismo momento de la concepción, acompañan muy de cerca el embarazo, viviendo a pleno la "covada".
Los científicos han observado que efectivamente en el hombre se producen cambios, tanto a nivel físico, como psicológico y afectivo, que demuestran que no es neutro ni ajeno al embarazo. En resumen podríamos decir que la práctica moderna de la covada en la sociedad actual sirve: