Es un índice en el que se cotejan los precios de un conjunto de productos (conocido como "canasta" o "cesta") determinado sobre la base de la Encuesta continua de presupuestos familiares (también llamada Encuesta de gastos de los hogares), que una cantidad de consumidores adquiere de manera regular, y la variación con respecto del precio de cada uno, respecto de una muestra anterior. De esta forma se pretende medir, mensualmente, la evolución del nivel de precios de bienes y servicios de consumo en un país.
Cuando se diseña, se establecen unas directrices, de forma que cualquier decisión que se adopte a la hora de establecer la muestra y el contenido metodológico debe ir encaminada a conseguir su objetivo.
Este análisis se usa en economía para determinar si la economía de un país determinado va en proceso de inflación (subida de precios) o deflación (bajada de precios), y en qué grado.
El año 2001 es el periodo base del nuevo sistema en vigor en la Unión Europea: esto implica que todos los índices que se van calculando posteriormente estarán referidos a este año.
Éstas son las críticas más comunes. Sin embargo no son aplicables a los IPC de todos los países. Cada país publica en oportunidad del cambio de base del IPC una metodología donde se detalla cómo resuelven estos y otros problemas. La mayoría de los países sigue las recomendaciones internacionales entre las que se destacan las del Manual de la OIT.