El himen es una capa delgada y frágil de tejido que oculta parcialmente la entrada vaginal de algunas mujeres.
Muchas personas tienen la creencia de que el himen está localizado dentro de la vagina; no es así, es parte de la vulva y por tanto está situado fuera de la vagina, formando parte de los órganos genitales externos femeninos.
El tamaño y forma varía mucho de una mujer a otra. Algunas bebés al nacer no tienen himen, ya que el tejido se divide completamente estando aún en la matriz. En otras ocasiones esto no sucede, y nacen con un himen no perforado o cerrado.
El médico debe examinar la vulva de la recién nacida para confirmar que su himen se encuentra en perfecto estado. Si la niña nace con el himen cerrado y este permanece así hasta la primera menstruación (algo no muy común) es posible que la menstruación no fluya libremente fuera del cuerpo, lo que puede resultar doloroso y tener complicaciones que incluso requieran de una intervención quirúrgica.
Antes de la pubertad, los tejidos de la vulva son generalmente muy frágiles y delgados. Cualquier actividad que someta estos tejidos a una gran tensión puede estirar y por tanto lastimar el himen. Así se da el caso de que muchas jóvenes dañan o dilatan su himen al efectuar actividades físicas como deportes, montar a caballo, insertar o quitar tampones, y mientras se masturban. Una muchacha puede no ser consciente de que esto ocurre, cuando no hay sangre o dolor durante el evento.
En algunas mujeres, el himen se rompe en más de una ocasión. Incluso algunos son lo suficientemente elásticos para permitir que la vagina sea penetrada sin que el himen se desgaste, esto suele ocurrir si la dilatación vaginal se produce gradualmente con los dedos u con otros objetos durante un período extenso de tiempo.