Latín vulgar (en latín, sermo vulgaris) es un término genérico, empleado para referirse a los dialectos vernáculos del latín, hablados fundamentalmente en las provincias occidentales del Imperio Romano. Su extinción como lengua viva se asoció con la creciente diferenciación de estos dialectos, que condujo, hacia el siglo IX, a la formación de las lenguas romances tempranas.
Esta variante de latín hablado difiere del estilo literario del latín clásico en su pronunciación, vocabulario y gramática. Algunos rasgos del latín vulgar no aparecieron hasta la época tardía del Imperio Romano. Otros, pueden incluso haber estado presentes mucho antes, al menos bajo la forma de latín "acriollado".1]2] La mayor parte de las definiciones de latín vulgar suponen que es una lengua hablada antes que escrita, porque ciertas evidencias sugieren que el latín se dialectalizó durante este período, y porque no hay pruebas de que alguien transcribiera el habla cotidiana de ninguno de sus hablantes. Quienes estudian latín vulgar deben hacerlo con métodos indirectos.
Lo que hoy se sabe del latín vulgar procede de tres fuentes. La primera es el método comparativo que puede reconstruir numerosos rasgos de las lenguas romances atestiguadas, y hacer notar aquello en lo que difieren del latín clásico. La segunda fuente son varios textos de gramáticas prescriptivas del latín tardío que condenaban los errores lingüísticos de los hablantes de latín solían cometer, denuncias que ayudan a describir cómo se usaba la lengua. Finalmente, los solecismos y usos que no son clásicos encontrados a veces en textos de latín tardío también dan luz al habla de quien los escribió.