Procrastinación

La procrastinación es la acción de procrastinar, es decir, de postergar actividades o situaciones que uno debe atender, por otras situaciones más irrelevantes y agradables. Este término proviene del latín pro- (adelante) y crastinus (relacionado con el mañana).

La procrastinación es un trastorno del comportamiento que tiene su raíz en la asociación de la acción a realizar con el cambio, el dolor o la incomodidad (estrés). Éste puede ser físico (como el sentido durante actos que requieren trabajo fuerte o ejercicio vigoroso), psicológico (en la forma de ansiedad o frustración), o intelectual. El término se aplica comúnmente al sentido de ansiedad generado ante una tarea pendiente de concluir. El acto que se procrastina puede ser percibido como abrumador, desafiante, inquietante, peligroso, difícil, tedioso o aburrido, es decir, estresante. La procrastinación también puede ser un síntoma de algún desorden psicológico, como depresión o TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad).

No se ha demostrado cabalmente que la costumbre de procrastinar puede llevar a una dependencia de Internet o de las computadoras, aunque hay ciertos indicios que llevan a suponerlo. En estos casos, el individuo tiene la compulsión de aislarse de la realidad navegando por Internet.

Existen dos tipos de individuos que ejecutan esta acción: Procrastinadores eventuales y procrastinadores crónicos. Los segundos son los que comúnmente denotan desórdenes en los comportamientos antes mencionados.

Un famoso refrán que combate la procrastinación es el de "no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy". En el mundo anglosajón se dice que "la procrastinación es el ladrón del tiempo". También podría decirse que la procrastinación es el ladrón del deseo.