El calambre es una sensación desagradable causada por una contracción involuntaria, generalmente de los músculos. Puede ser causada por una insuficiente oxigenación de los músculos o por la pérdida de líquidos y sales minerales, como consecuencia de un esfuerzo prolongado, movimientos bruscos o frío. El envenenamiento o ciertas enfermedades también pueden causar calambres, particularmente en el estómago.
Suele pasar en las personas sanas, especialmente después de un ejercicio intenso y con gran actividad muscular. Algunas personas tienen calambres en las piernas mientras están durmiendo. Los calambres pueden ser consecuencia de una alteración de la irrigación sanguínea a los músculos; por ejemplo, después de comer la sangre fluye principalmente hacia el aparato digestivo más que a los músculos. Los calambres suelen ser inofensivos, no requieren tratamiento y la forma de prevenirlos es evitando el ejercicio después de comer y haciendo estiramientos antes de practicar ejercicios y al irse a dormir.
El músculo para contraerse tiene necesidad de energía. Esta es la resultante del proceso químico en el cual el azúcar, la glucosa, es "destruida" con el consumo de oxígeno y producción de agua, anhídrido carbónico y energía.
En condiciones normales el organismo está capacitado para absorber suficiente cantidad de oxígeno, pero en caso de realizarse algún esfuerzo físico prolongado, esta cantidad puede ser insuficiente.
Cuando el esfuerzo físico se interrumpe, el ácido láctico va al torrente sanguíneo, donde es destruido y, así, el espasmo concluye. El calambre también puede ser causado por la escasa circulación sanguínea, o por el contacto con agua fría.
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