La palabra aleluya, (←halleluia(latín)(hebreo), '¡Alaben a DIOS!' )? es una exclamación de júbilo muy común en el judaísmo y en el cristianismo. Para la mayoría de los cristianos, esta es la palabra más alegre para alabar al Señor.
Durante los primeros siglos de existencia de la Iglesia católica solamente se cantaba Aleluya el "domingo de resurrección", luego comenzó a usarse durante todo el "tiempo Pascual", posteriormente los domingos.
Hoy día en la Iglesia oriental se escucha en todas las épocas del año, y finalmente todos los días del año. El rito occidental, sigue el el ordenamiento de San Gregorio I (cuyo pontificado fue de 590 a 604) sobre la celebración de la misa, por lo que se canta desde la Pascua hasta el Pentecostés, pero no durante tiempos penitenciales como la Cuaresma (en la cual tampoco se canta el Gloria in excelsis), las misas de difuntos o las misas feriales de Adviento.
Dentro de los textos bíblicos, los Salmos son fundamentalmente una alabanza, por lo que muchos comienzan con esa palabra (106, 111, 112, 113, 135, 146, 147, 148, 149, 150) o terminan así (105, 115, 116, 117). También aparece cuatro veces transliterado al griego.
San Agustín, relaciona la liturgia con el tiempo celestial diciendo que los que en la Tierra digan "Amén" para aceptar a Dios plenamente, en el cielo dirán "Aleluya" para cantar su gloria y su poder.
En todas las liturgias cristianas el Aleluya tiene forma antifonal, cantándose esta expresión, muy adornada con melismas, entre versículo y versículo del salmo u oración. De forma más sencilla, muchas piezas terminan simplificándose a la aclamación, un verso y, de nuevo, la aclamación, siguiendo la siguiente estructura: