Guerra Polaco-Soviética

La Guerra Polaco-Soviética (febrero de 1919 a marzo de 1921) fue un conflicto armado entre la Rusia Soviética y la Segunda República Polaca.

La guerra fue resultado de las tentativas expansionistas por parte de los bandos en conflicto. Polonia pretendía recuperar los territorios perdidos a finales del siglo XVIII, y los soviéticos los que habían pertenecido a la Rusia Imperial antes de la Primera Guerra Mundial. Las fronteras entre Polonia y Rusia soviética no habían sido definidas en el Tratado de Versalles y posteriormente se tornaron más caóticas tras la Revolución Rusa de 1917, la desintegración de los imperios ruso, alemán y austríaco, la Guerra Civil Rusa, el retiro de las Potencias Centrales en el frente del Este, y las ambiciones de Ucrania y de Bielorrusia para establecer su independencia.

El jefe de Polonia, Józef Piłsudski, creyó conveniente ampliar las fronteras polacas al Este, como también encontró factible la creación de la Federación Polaca (Międzymorze1] ), con integración de otros estados en el resto del centro-este de Europa, como un baluarte contra la aparición potencial del imperialismo alemán y soviético. Por otra parte, Lenin vio a Polonia como el puente que el Ejército Rojo tendría que cruzar para ayudar a otros movimientos comunistas.

Hacia 1919, las fuerzas polacas controlaban la mayor parte de Ucrania occidental, ganando el conflicto con la república nacional ucraniana del oeste que intentó crear un estado ucraniano en los territorios que reclamaban tanto polacos como ucranianos. Mientras tanto, los soviéticos comenzaban a ganar la guerra civil rusa y avanzaban hacia el oeste, hacia los territorios disputados y para finales de 1919 se había formado un claro frente bélico. Los enfrentamientos fronterizos desembocaron entonces en una guerra abierta tras el avance hacia el este de Ucrania de Piłsudski (abril de 1920), el cual fue detenido por un contraataque del Ejército Rojo, inicialmente exitoso. La operación soviética empujó a los polacos de regreso hacia el oeste, hacia la capital polaca, Varsovia. Mientras tanto, Occidente temía que las tropas soviéticas llegaran a las fronteras alemanas, y se incrementó el interés de las Potencias Occidentales en la guerra. A mediados del verano, la caída de Varsovia parecía cercana, pero a mediados de agosto la situación cambió de nuevo cuando las fuerzas polacas alcanzaron una inesperada y decisiva victoria en la batalla de Varsovia. Ante el temor de un avance polaco hacia el este, los soviéticos pidieron la paz y la guerra terminó con un alto el fuego en octubre de 1920. Un tratado de paz, el Tratado de Riga, fue firmado el 18 de marzo de 1921, repartiendo los territorios en disputa entre Polonia y la Rusia Soviética. Así, esta guerra de 1919-1920, delimitó la frontera polaco-soviética para el período de entreguerras.