En Europa, el siglo III fue un periodo de grandes convulsiones políticas en el seno del Imperio Romano. Un total de 28 emperadores se sucedieron en el poder a lo largo de todo el siglo, la mayor parte de las veces mediante conspiraciones y asesinatos. En grandes regiones del Imperio se iniciaron aventuras secesionistas, como en el caso del Imperio Galo o Palmira. A este periodo se le conoce como la Crisis del siglo III, y no fue hasta el año 274 cuando Aureliano puso fin a los separatismos y restauró la unidad del Imperio. Finalmente, Diocleciano trató de descentralizar el Imperio con el establecimiento de la Tetrarquía. Mientras se sucedían todos estos acontecimientos en el seno del Imperio, los pueblos godos penetraban hasta los balcanes, asolando Grecia y estableciendo finalmente un reino en el noreste.
En Asia, China también sufrió un periodo de gran agitación. El principio del siglo trajo consigo el fin de la dinastía Han y la división de China en los llamados Tres Reinos, lo que inició un periodo de guerras que se prolongaron a lo largo de todo el siglo no concluyeron hasta el año 280 con la reunificación bajo la dinastía Jin.
En América, concluyó el período Preclásico de Mesoamérica, que dio lugar al florecimiento de Teotihuacan como el más importante centro de poder y nodo comercial en la región.