Animalia

En la clasificación científica de los seres vivos, el reino Animalia (animales) constituye un amplio grupo de especies eucariotas, heterótrofas y pluricelulares. Se caracterizan, en general, por su capacidad para la locomoción, por la ausencia de pared en sus células y por su desarrollo embrionario, que atraviesa una fase de blástula y determina un plan corporal fijo (aunque muchas especies pueden sufrir posteriormente metamorfosis). Los animales forman un grupo natural estrechamente emparentado con los hongos y las plantas.

La movilidad es la característica más llamativa de los miembros de este reino, pero no es exclusiva del grupo, lo que da lugar a que sean designados a menudo como animales ciertos organismos que pertenecen al reino Protista.

En el uso coloquial se sigue usando «animal» contraponiéndolo al término «humano», pero se ha de tener en cuenta que desde un punto de vista científico el ser humano es una especie más del reino Animalia.

Con pocas excepciones, más notables en las esponjas (filo Porifera), los animales tienen cuerpos diferenciados en tejidos separados. Estos incluyen músculos, que pueden contraerse para controlar el movimiento, y un sistema nervioso, que envía y procesa señales. Suele haber también una cámara digestiva interna, con una o dos aberturas. Los animales con este tipo de organización son conocidos como Eumetazoos

Todos los animales tienen células eucariontes, rodeadas de una matriz extracelular característica compuesta de colágeno y glicoproteínas elásticas. Ésta puede calcificarse para formar estructuras como conchas, huesos y espículas. Durante el desarrollo forma un armazón relativamente flexible por el que las células se pueden mover y reorganizarse, haciendo posibles estructuras más complejas. Esto contrasta con otros organismos pluricelulares como las plantas y los hongos, cuyas células permanecen el sitio mediante paredes celulares, que desarrollan un crecimiento progresivo.