La acepción más pura para la palabra caballero es "persona que monta a caballo", siendo de gran riqueza en cuanto a semántica. Pasó de significar el hecho de montar a caballo a expresar una condición social muy diferente y cambiante en las distintas etapas históricas. Por ejemplo: para las tribus nómadas del Asia meridional existia una relación entre hombre y caballo muy estrecha, según la cual el caballo era no sólo medio de transporte, sino también fuente de alimentación y figura en los rituales mágicos religiosos. Para los romanos y griegos, en cambio, ser caballero implicaba un prestigio social y económico dado el costo de mantenimento de un caballo. En la Edad Media, la institución de la caballería estaba relacionada con un código de conducta y de honor que definía no solamente el arte de la guerra, sino que también implicaba la conducta social.