Un magma es una mezcla multifase de alta temperatura (dependiendo de su composición y evolución, desde menos de 700°C hasta más de 1500°C) de sólidos (cristales y fragmentos de roca), líquido (en su mayoría silicatos) y gas (rico en H, O, C, S y Cl), formado por la fusión parcial o total de una fuente parental (principalmente, la parte superior del manto y la base de la corteza terrestre). Por su contenido mineral, el magma puede clasificarse en dos grandes grupos: máficos y félsicos. Básicamente, los magmas máficos contienen silicatos ricos en Mg y Ca, mientras que los félsicos contienen silicatos ricos en Na y K.
El derretimiento de roca sólida para formar magma depende de tres factores físicos: temperatura, presión y composición. Los magmas se forman preferentemente cuando la temperatura supera el valor (punto eutéctico) a partir del cual empieza a fundirse esa determinada mezcla mineral a la presión a la que se encuentra sometida dentro del terreno. Por eso se produce preferentemente en lugares donde la temperatura es mayor de lo normal a una profundidad dada, como en límites de placa, donde la fricción libera calor, o puntos calientes; y también en lugares donde la distensión de la corteza, arrastrada por la convección del manto, provoca un déficit de presión, como ocurre en el eje de las dorsales medioceánicas.