Yahveh (en hebreo יהוה, YHVH), y sus variantes Yahvé, Yavé y Jehová es, según la tradición bíblica, el nombre propio de Dios, revelado a Moisés en la visión de la zarza ardiente (Éxodo, 23) donde se identifica ese nombre con el «Dios de los patriarcas».
Dijo todavía Elohim a Moisés: —así dirás a los hijos de Israel: «Yahveh, el Dios de vuestros padres, Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre jamás y esta mi invocación para las sucesivas generaciones».
El sentido del nombre de Yahveh ha sido interpretado de formas muy diversas y se discute su origen cultural. Al estar formado por cuatro consonantes hebreas –Y, H, V, H– se denomina también tetragrámaton (es decir, palabra compuesta de cuatro letras).
Yahveh es una de las diversas formas que se emplea en la Biblia para designar al nombre propio de Dios (otras son: Adón, Adonay, El, Elyón, Eloah, Elohim, Yahveh-Sbaot, etc.), y es la que más se repite en los textos originales.