Sócrates (en griego, Σωκράτης, Sōkrátes) (470 adC - 399 adC) nació en Atenas, donde vivió los dos últimos tercios del siglo V a.C, la época más espléndida en la historia de su ciudad natal, y de toda la antigua Grecia. Fue un filósofo griego, hijo de Sofronisco – por esto en su juventud se le llamaba "Sōkrátis iōs Sofroniskos" (Sócrates hijo de Sofronisco) –, de profesión cantero, y de Fainarate, comadrona. Emparentados con Arístides el justo.
Cuando Sócrates nació, su padre recibió del oráculo el consejo de dejar crecer a su hijo a su aire, sin reprimirle sus impulsos.
Desde muy joven llamó la atención de los que lo rodeaban por la agudeza de sus razonamientos y su facilidad de palabra, además de la fina ironía con la que salpicaba sus tertulias con los ciudadanos jóvenes aristocráticos de Atenas, a los que les preguntaba sobre su confianza en opiniones populares, aunque muy a menudo él no les ofrecía ninguna enseñanza.
Su inconformismo lo impulsó a oponerse a la ignorancia popular y al conocimiento de los que se decían sabios. Él no se consideraba a sí mismo sabio, aun cuando uno de sus mejores amigos, Querefonte, le preguntó al oráculo de Delfos si había alguien más sabio que Sócrates, y la Pitonisa le contestó que no había ningún griego más sabio que Sócrates (Apología 21a). Comenzó así su búsqueda, preguntando y conversando con aquellas personas a quienes la gente consideraba sabia, pero se dio cuenta de que en realidad creían saber más de lo que realmente sabían, filósofos, poetas, y artistas, todos creían tener un gran conocimiento, pero Sócrates era consciente de la ignorancia que lo rodeaba y de su propia ignorancia, este conocimiento lo llevó a tratar de hacer pensar a la gente y hacerles ver el conocimiento real que tenían sobre lo que los rodeaba. Fingiendo saber menos conversaba con la gente y luego les hacía notar sus errores, a esto se le denominó la «ironía socrática», que queda expresada con su célebre frase «Sólo sé que no sé nada». Su más grande mérito fue crear la mayéutica, método inductivo que le permitía llevar a sus alumnos a la resolución de los problemas que se planteaban, por medio de hábiles preguntas cuya lógica iluminaba el entendimiento. El conocimiento y el autodominio habrían de permitir restaurar la relación entre el ser humano y la naturaleza, era lo que pensaba.
No dejó nada escrito, las cuatro fuentes de que disponemos para acercarnos a la persona de Sócrates son los diálogos de Platón como material más importante, los escritos de Jenofonte en los que habla de Sócrates, los cuales, no obstante, contienen errores históricos, la comedia de Aristófanes «Las nubes» que fue escrita cuando Sócrates tenía solamente 41 años, ridiculizándolo y colocándolo en el lugar de los sofistas; y finalmente las menciones de Aristoteles a lo largo de todas sus obras; no lo conoció directamente pero tradicionalmente se considera que su recuento es el más objetivo. Murió a los 70 años de edad, en el año 399 adC aceptando serenamente la condena e ingiriendo la cicuta, como método elegido de entre los que el tribunal, que lo juzgó, le ofrecía para morir, por no reconocer a los dioses atenienses y por, según ellos, corromper a la juventud. Realmente lo juzgaron porque dos de sus discípulos fueron tiranos que atentaron contra Atenas. A su muerte surgen las escuelas socráticas, la Academia Platónica, las menores, dos de moral y dos de dialéctica, que tuvieron en común la búsqueda de la virtud a través del conocimiento de lo bueno.
Esto lo hace una de las figuras más extraordinarias y decisivas de toda la historia, representa la reacción contra el relativismo y subjetivismo sofísticos, siendo un singular ejemplo de unidad entre teoría y conducta, entre pensamiento y acción. Fue a la vez capaz de llevar tal unidad al plano del conocimiento, al sostener que la virtud es conocimiento y el vicio ignorancia.