Alcibíades Clinias Escambónidas (griego: Ἀλκιβιάδης Κλεινίου Σκαμβωνίδης; c. 450 adC–404 adC) fue un prominente estadista, orador y general ateniense, miembro de una aristocrática familia, que tuvo un papel destacado en la segunda mitad de la guerra del Peloponeso como consejero estratégico, comandante y político.
Durante el transcurso de la guerra del Peloponeso, Alcibíades cambió su lealtad en varias ocasiones. En su Atenas nativa, a principios de la década del 410 adC, defendió una política exterior agresiva y fue un prominente defensor de la Expedición a Sicilia, pero huyó a Esparta cuando sus enemigos políticos presentaron cargos de sacrilegio contra él. En Esparta, sirvió como consejero estratégico, proponiendo o supervisando importantes campañas contra Atenas. En Esparta, sin embargo, a Alcibíades también le salieron poderosos enemigos y se vio obligado a desertar a Persia. Allí, fue consejero del sátrapa Tisafernes hasta que sus aliados políticos atenienses provocaron su restitución. Fue general (estratego) durante varios años más, pero sus enemigos consiguieron exiliarle una segunda vez.
La expedición siciliana fue creación de Alcibíades, y los eruditos modernos han argumentado que si esa expedición hubiera estado bajo el mando de Alcibíades en lugar del de Nicias, la expedición no se habría enfrentado a su desastroso destino.1] En los años que sirvió a Esparta, Alcibíades jugó un papel en la perdición de la ciudad de Atenas; la captura de Decelia y las rebeliones sobre varios temas críticos ocurridas bajo su sugerencia o bajo su supervisión. Una vez devuelto a su ciudad natal, tuvo un papel crucial en las victorias atenienses que llevaron a Esparta a solicitar finalmente la paz con Atenas. Él prefirió tácticas poco convencionales, frecuentemente ganando ciudades por traición o negociación.2] Los talentos militares y políticos de Alcibíades frecuentemente resultaron ser muy valiosos para cualquiera que contara con su lealtad, pero su capacidad para hacer enemigos fuertes aseguró que nunca se quedara en un lugar durante mucho tiempo, y, al final de la guerra que había ayudado a reavivar a principios de la década del 410 adC, sus días de relevancia política fueron un recuerdo pasado.