Crisis constitucional rusa de 1993

La crisis comenzó en el día 21 de septiembre de 1993 cuando el presidente Boris Yeltsin decretó la disolución del Congreso de los Diputados del Pueblo y el Soviet Supremo, organismos que eran un obstáculo a para su consolidación en el poder y la realización de la reforma neoliberal. El decreto de Yetsin era ilegal al ir en contra de la constitución vigente. Después de la crisis, el 15 de octubre, ordenó refrendar una nueva constitución.

El congreso rechazo el decreto presidencial y aprobó la derogación del presidente Yeltsin mediante una apelación. El vicepresidente en vigor, Aleksandr Rutskoy, fue nombrado presidente, tal y como mandaba la constitución. El 28 de septiembre las protestas públicas contra el gobierno de Yeltsin tomaron las calles e Moscú. En la represión de las mismas se produjeron varios muertos, la sangre corría por las calles moscovitas.

El ejército, bajo el control de Yeltsin, determinó el final de la crisis. Los diputados se encerraron en la Casa Blanca, edificio sede del Parlamento ruso, y se dispusieron a resistir el asedio de las fuerzas bajo control del depuesto presidente. La semana siguiente las protestas populares contra Yeltsin y en apoyo al Parlamento y al Soviet fueron creciendo. Alcanzaron el punto álgido el día 2 de octubre. Rusia es encontraba a las puertas de una guerra civil. En ese punto, las cúpulas militares mostraron su apoyo al depuesto presidente y este ordeno el desalojo de la Casa Blanca a la fuerza. La orden de Yeltsin se materializó mediante el bombardeo, mediante carros de combate y artillería del edificio sede de la soberanía popular. La Casa Blanca fue destruida y muchos de sus ocupantes, representantes de la soberanía popular, murieron en el ataque.

Para el 5 de octubre la resistencia a Yeltsin había sido destruida. El conflicto, que duro 10 días, fue el más grave sucedido en Moscú desde la Revolución rusa de octubre de 1917. El propio gobierno estimó el numero de muertos en 187 y en 473 el de heridos.