Casa de Windsor

La Casa de Windsor, previamente llamada Casa de Sajonia-Coburgo-Gotha (Sachsen-Coburg-Gotha), es la Casa Real del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte desde la muerte de la reina Victoria I de Hannover en 1901 hasta nuestros días. La dinastía capitulará a la muerte de Isabel II, su actual soberana. Fue renombrada el 17 de julio de 1917 por el rey Jorge V durante la Primera Guerra Mundial, dado el origen germánico del anterior nombre, y debido a que entonces el Reino Unido estaba en guerra con Alemania.

El 10 de febrero de 1840, la reina Victoria I del Reino Unido, de la Casa Real de Hannover, se casó con Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha. El hijo de ambos, Eduardo VII (1841-1910) se convirtió, a la muerte de su madre, en el primer rey de la Casa de Sajonia-Coburgo-Gotha en el Reino Unido. Desapareciendo así la Casa de Hannover en Inglaterra.

Le sucedió su hijo Jorge V del Reino Unido (1865-1936). Separada ya completamente la dinastía de sus orígenes alemanes, en 1917 cambió su denominación oficial por la de Casa de Windsor (que alude al palacio real de dicha ciudad inglesa, construido por Jorge III del Reino Unido sobre el emplazamiento de una residencia empleada por los reyes desde el siglo XI), denominación que han conservado los monarcas británicos hasta la actualidad. Bajo su reinado se produjo la independencia de la mayor parte de Irlanda (1922). Le sucedió fugazmente su hijo Eduardo VIII del Reino Unido (1894-1972), cuyo matrimonio morganático con la divorciada Wallis Simpson le obligó a abdicar el mismo año de su acceso al Trono (1936) en su hermano Jorge VI (1895-1952).

Éste, superados sus problemas de tartamudez, mala salud y timidez extrema, se convirtió en un rey muy popular, sobre todo por la dignidad con la que hizo frente a la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), permaneciendo en Londres para compartir la suerte de sus súbditos bajo los bombardeos alemanes, visitando los frentes de guerra para elevar la moral de las tropas, y esforzándose por reforzar su amistad personal con el presidente Roosevelt para ahuyentar la tentación aislacionista de Estados Unidos. En la posguerra desempeñó con total lealtad su papel de rey parlamentario, colaborando con el gobierno laborista. Hubo de asumir los inicios de la descolonización del Imperio británico (independencia de la India, 1947).

Dejó el Trono completamente asegurado para su hija Isabel II del Reino Unido (1926 - hasta la fecha), actual soberana británica. Su reinado coincidió con la liquidación del resto del Imperio colonial británico y con una crisis en la imagen de la dinastía, causada por los desgraciados matrimonios de sus hijos, tres de los cuales acabaron en divorcio, incluido el del príncipe heredero Carlos.