La calzada romana era el modelo de camino utilizado por Roma para la vertebración de su Imperio. La red viaria fue utilizada por el ejército en la conquista de territorios y gracias a ella se podían movilizar grandes efectivos con una rapidez munca vista hasta entonces. En el aspecto económico jugó un papel fundamental ya que el transporte de mercancias se agilizó notablemente. Las calzadas también tuvieron gran influencia en la difusión de la nueva cultura y en extender por todo el imperio la romanización. El Itinerario de Antonino del siglo III, es la fuente escrita que mayor información nos aporta sobre la red viaria romana.
El proceso de construcción de una calzada consistía en varias fases diferenciadas, que proporcionaba a estos caminos una extremada durabilidad que, en algunos casos, ha permitido que lleguen a nuestros días:
La anchura de la calzada dependía de su importancia y oscilaba entre 1,5 y 8m. La red principal tenía más de 120.000 Km. Para delimitar las distancias se ubicaban a intervalos regulares unos señalizadores de piedra llamados miliarios.
Las ciudades también estaban atravesadas por calzadas, con aceras laterales ligeramente elevadas. Estas calles disponían de unos bloques de piedra separados regularmente entre sí que permitían cruzar de una acera a otra en días de lluvia, e impedían que los vehículos alcanzaran velocidades peligrosas. Por esta razón, poder pasar entre las piedras, la separación entre las ruedas de los carros era siempre la misma.