Raphus cucullatus

El dodo o dronte (Raphus cucullatus, llamado Didus ineptus por Linnaeus) era un ave no voladora de 1m aproximadamente de alto y de un peso de 13 a 25 kg originaria de las islas Mauricio, situadas en el Océano Índico. Se alimentaba de frutas. Su pico, particularmente por la forma, le permitía romper las cortezas de los cocos, y anidaba en el suelo.

Se piensa que evolutivamente surgió de palomas que migraban entre el África y el sudeste asiático, por esto se trataba de una peculiar ave "áptera", ya que en la ausencia de depredadores, hizo que esta ave no desarrollara su sistema muscular para el vuelo. Era un pariente cercano del solitario de Rodríguez, otra ave de las Mauricio que también se extinguió apenas un siglo después. Se cree que la Paloma de Nicobar es su pariente más cercano que todavía está vivo.

El ser humano llegó a su hábitat en el siglo XVII. Las primeras noticias que en Europa se tuvieron del ave parecen datar de 1674; en 1681 un conquistador español llevó un ejemplar a Europa. Los descubridores portugueses llamaron dodo («estúpido» en el habla coloquial portuguesa) al ave por su torpeza y la facilidad con que podía ser cazada. También se la ha llamado dronte, una denominación algo más científica.

La llegada del hombre acarreó la propagación de nuevas especies en la isla como el cerdo y las ratas, la aparición de nuevas enfermedades y la propia destrucción de bosque, del cual dependía en gran medida la subsistencia del dodo. Como consecuencia se produjo la completa extinción de esta ave un siglo después de la llegada del ser humano a la isla.

Sir Thomas Herbert, el introductor de la palabra “dodo”, dedicó al animal en 1627 un dramático epitafio: “Tienen un semblante melancólico, como si fueran sensibles a la injusticia de la naturaleza al modelar un cuerpo tan macizo destinado a ser dirigido por alas complementarias ciertamente incapaces de levantarlo del suelo”.

El dodo ha aparecido en diversas obras literarias, como es el caso de "Alicia en el País de las Maravillas", de Lewis Caroll. Aparece en el capítulo 3 de dicho libro, en donde el dodo organiza una absurda carrera en la que decide que todos han ganado y por tanto, todos deben recibir un premio.También ha aparecido en el libro Diarios de Adán y Eva, de Mark Twain. Expresiones como "Muerto como un Dodo", hacen alusión a algo fuera de tiempo y contexto y destinado a desaparecer.