Los cuirassiers eran un cuerpo de caballería pesada francesa, muy usada durante las Guerras Napoleónicas. Eran jinetes de melé armados con un sable, y protegidos por corazas y casco de hierro.
En la antigüedad, los romanos no usaron caballería en abundancia. Fueron los carolingios la nación que popularizó la caballería pesada con armadura. Después de Carlomagno los caballeros de Europa comenzaron a usarlas de manera habitual.
Durante los últimos años de la Edad Media, durante el reinado de Francisco I, los franceses equiparon a sus reputados caballeros (que ya habían desempeñado un importante papel en la Guerra de los Cien Años) con armaduras pesadas para evitar las picas y espadazos, y así fue como surgieron los Gendarmes franceses. Estos caballeros participaron en las Guerras de Italia, y fueron usados (con poco éxito, por otra parte) en la Batalla de Pavía, en 1525.
Durante el s. XVI y XVII los coraceros y gendarmes siguieron batallando en los campos de las guerras de Flandes, la Guerra de los Treinta Años, y en las campañas de los suecos.
Durante los últimos años del siglo XVIII la coraza fue dejando de ser usada en los ejércitos de caballería europeos, llegando casi a desaparecer. Napoleón Bonaparte reintrodujo la coraza en la caballería, creando de nuevo jinetes coraceros, o cuirassiers, en francés. Durante las Guerras Napoleónicas los regimientos de cuirassiers estuvieron presentes en la batalla de Austerlitz (1805), en la invasión de Prusia y la batalla de Friedland (1807), en España (1808), en la invasión de Rusia en 1812 y finalmente en la batalla de Waterloo (1815), donde cargaron sin éxito contra las formaciones de cuadro británicas.
Durante la Edad Media, la caballería de coraceros era un arma casi insuperable, capaz de cargar de frente contra casi cualquier infantería. En el siglo XIV los caballeros franceses hallaron un fuerte rival en los arqueros de tiro largo ingleses, que lograban derribarlos cuando aún estaban al trote. Otro obstáculo para la superioridad hasta entonces indiscutible fueron las picas largas que desarrollaron los suizos y escoceses. A partir de entonces hubo una necesidad de encontrar los flancos y la retaguardia del contrincante, antes de que formara en cuadro.
Durante el final del s. XVIII y el inicio del XIX los cuirassiers cargaban contra las filas de infantería enemiga, provocando la ruptura de las filas de fusiles y el combate cuerpo a cuerpo. Las corazas de los cuirassiers resistían fácilmente los impactos de las bayonetas y espadas de los enemigos.