El mccarthismo (maccarthysmo, maccarthismo o macartismo) es un episodio de la historia de Estados Unidos que se desarrolló entre 1950 y 1956. El contexto de la guerra fría era particularmente tenso en la medida que la URSS experimentaba con la bomba atómica en 1949, Mao Zedong llegaba al poder ese mismo año y la guerra de Corea empezaba en junio de 1950.
Esta atmósfera amenazante pesaba sobre la opinión pública estadounidense que deseaba una política enérgica y ofensiva contra el bloque soviético. En febrero de 1950, Joseph McCarthy, senador por Wisconsin, intervino —con un éxito inesperado— denunciando una conspiración comunista en el mismo seno del departamento de Estado.
Así se inició una caza de brujas consistente en expurgar a los «rojos», quienes entonces se revelaron como adversarios políticos. Apoyándose en una fuerzas de entusiastas anticomunistas, alimentándose de la delación, adquirió un poder considerable. Su actividad inquisitorial destinada a desmantelar eventuales infiltraciones de agentes comunistas en la administración pública se extendió pronto a los laboratorios de investigación y a Hollywood. Los empleados públicos debían hacer frente a un control de lealtad que costó la carrera a varios de ellos.
De este modo, Alger Hiss, presidente de la fundación Carnegie para la paz internacional, fue acusado en un proceso por haber trasmitido documentos secretos de la época del New Deal. Uno de los episodios más célebres del periodo fue el proceso seguido a los esposos Ethel y Julius Rosenberg. Fueron acusados de haber dado a la URSS el secreto de la bomba atómica, lo que ellos negaron. Bastante controvertido y atrayendo una campaña internacional en favor de los acusados, el proceso terminó con su ejecución en junio de 1953.
Eisenhower fue elegido en 1952 en el momento en el que McCarthy gozaba de su máxima influencia. Ejercía, en efecto, la presidencia de la comisión senatorial de operaciones gubernamentales además de su sub-comisión de investigación. Su influencia era tan importante que el mismo Secretario de Estado se deshizo de algunos de sus colaboradores para no enfentarse a McCarthy. Del mismo modo, Robert Oppenheimer fue expulsado de la Comisión de Energía Atómica por haberse opuesto al proyecto de la bomba H.
Algunas voces comenzaron a elevarse contra el maccarthysmo y sus excesos. Por ejemplo, en 1953 se representó la obra Las Brujas de Salem de Arthur Miller, un alegato eficaz para estigmatizar la política de su tiempo. Lo que quebró el reinado de McCarthy fue su decisión de atacar al ejército. El Pentágono, incluso más vigorosamente que el apoyo que recibió de Eisenhower, ya consideraba incómodo a McCarthy.
Acostumbrado a acusar a la gente, esta vez fue el turno de McCarthy de tener que explicar específicamente frente a una comisión senatorial sobre las presiones que ejerció para asegurar un tratamiento favorable a uno de sus aliados políticos. Rápidamente, perdió toda su popularidad e influencia. Al final, el senado le dio un voto de censura el 2 de diciembre de 1954. Defenestrado, McCarthy se abismó en el alcohol y murió en 1957 en medio de la indiferencia general.
Escritores (Bertolt Brecht, que escapó a Europa tras declarar su inocencia) y gente perteneciente al mundo del cine fueron algunos de los más afectados por este fenómeno, que creó las llamadas listas negras, o de escritores y guionistas para los cuales existía una ley no escrita que les impedía publicar nada en cualquier medio de comunicación, so pena de que dicho medio fuera acusado de trabajar a sueldo de los comunistas. Hubo, sin embargo, una cierta resistencia, que se plasmó en la actividad de numerosas personas, incluyendo relevantes personajes del cine (Lauren Bacall, Humphrey Bogart), o periodistas como Edward R. Murrow (cuya historia es descrita en la película Buenas noches y buena suerte), que afirmaban que en lo que en teoría era una actividad para proteger al estado no era sino una sistemática destrucción de los derechos civiles. Entre las protestas, la más significativa fue la de los llamados Diez de Hollywood, los cuales se negaron a declarar sobre sus afiliaciones políticas, siendo citados por el congreso, instalados automáticamente en la lista negra, e iniciándose, a partir de allí, una caza de brujas particular y aún más terrible en Hollywood, en donde algunos de los más conocidos cineastas (incluyendo Walt Disney) sirvieron de chivatos para la gente de McCarthy.
Las persecuciones también se realizaron a escritores famosos comunistas, procomunistas, antianticomunistas y ex-comunistas. Así se lograron censurar más de 30.000 libros, los cuales fueron quitados inmediatamente de bibliotecas y librerías, entre los cuales se encontraba el famoso "Robin Hood".
Las técnicas de McCarthy se basaban en gran medida en lanzar incriminaciones falsas sobre los acusados (que nunca eran comprobados), o incluir a determinadas asociaciones en su lista de organizaciones pro-comunisas (sin tener nada que ver). En ese sentido, y de ahí el nombre, se parecía bastante a las caza de brujas medievales, donde también las acusadas no tenían la posibilidad de demostrar su inocencia. De hecho, promovió todo un pulso en el seno del Sindicato de Directores Norteamericanos, donde John Ford le ganó la partida a Cecil B. de Mille, profundo seguidor de McCarthy.
Varias películas hablan de este período de la historia de Estados Unidos. Aparte de la ya mencionada Buenas noches y buena suerte, La tapadera, protagonizada por Woody Allen, es uno de los mejores ejemplos.