Cibersexo

El cibersexo es un encuentro sexual virtual en que dos o más personas conectadas a través de una red informática se mandan mensajes sexualmente explícitos que describen una experiencia sexual. Es un tipo de juego de rol en que los participantes fingen que están teniendo relaciones sexuales, describen sus acciones y responden a los mensajes de los demás participantes con el fin de estimular sus deseos y fantasías sexuales. La calidad de un encuentro de cibersexo depende generalmente de la capacidad de los participantes para evocar una imagen vívida en las mentes de sus compañeros. Son asimismo claves la imaginación y la suspensión de la incredulidad (ante posibles contradicciones).

El cibersexo se suele practicar a través de un chat (como el IRC o los chats de algunas páginas web) o un servicio de mensajería instantánea. La creciente popularidad de las webcams ha dado lugar a un mayor número de parejas que las utilizan para conferir al encuentro un aspecto más visual. El intercambio de correos electrónicos sexualmente explícitos también se puede considerar como cibersexo. Se suele recurrir al cibersexo para favorecer la masturbación o como introducción para una futura cita para tener relaciones sexuales en la vida real. También se puede recurrir a encuentros similares mediante el servicio de SMS a través del teléfono móvil.

El cibersexo se distingue del sexo telefónico en que tiene un mayor anonimato y es más fácil encontrar una pareja. El cibersexo suele darse entre desconocidos o personas que se acaban de conocer por Internet.

En el cibersexo se puede intentar emular el sexo real de forma que los participantes intentan que la experiencia sea lo más verosímil posible, aunque también se puede considerar un tipo de juego de rol que permite a los participantes experimentar sensaciones inusuales y experimentar actos sexuales que no intentarían en la vida real. Entre participantes "serios", el cibersexo puede ser parte de una trama mayor: los personajes pueden ser amantes o cónyuges, o un personaje podría ser violado para dar comienzo a la historia. En estas situaciones, los participantes suelen considerarse entidades diferentes de los personajes que están teniendo las relaciones sexuales.

Se suele ridiculizar el cibersexo porque los participantes no suelen tener ninguna información sobre la persona con la que están hablando: la persona al otro extremo de la línea podría ser un hombre o una mujer. Como el objetivo principal del cibersexo es la simulación realista de una experiencia sexual, esta información no suele ser necesaria ni deseada.

Se debate sobre si el cibersexo supone un tipo de infidelidad. Aunque no hay contacto físico, los críticos sostienen que las fuertes emociones que se experimentan pueden suponer una presión añadida sobre las relaciones de pareja, especialmente cuando el cibersexo culmina en un romance por Internet. Se han dado casos de divorcios provocados por el cibersexo.

El cibersexo puede asimismo dar lugar a una adicción a la red, que se considera una causa del aislamiento social y una pérdida de la productividad en el trabajo.

Se sabe que algunos pedófilos y efebófilos han recurrido al cibersexo con menores de edad. En el transcurso de estas conversaciones, a veces intentan enviar pornografía infantil por la red u organizar citas.

En Estados Unidos, algunos agentes de policía se dedican a fingir ser menores de edad para capturar a los pedófilos que intentan organizar citas con ellos. Esta práctica, por otra parte controvertida, se ha vuelto popular entre internautas que no trabajan para la policía, pero que registran las conversaciones y las suben a una página web, y en ocasiones denuncian el hecho a la policía. Uno de estos sitios es Perverted-Justice.com.