El loro gris es la única especie que pertenece al género Psittacus y uno de los escasos loros que viven en África. Su aspecto es inconfundible, por su pico negro, su plumaje color gris y su cola roja.
Consta de tres subespecies: la nominal (Psittacus erithacus erithacus), la de cola de vinagre (Psittacus erithacus timneh) y la de las islas de S. Tomé y Príncipe (Psittacus erithacus princeps).
En junio de 1977, un joven loro gris africano (Psittacus erithacus) de 13 meses llegó a la Purdue University, en West Lafayette, Indiana. El yaco había sido escogido de un aviario de las cercanías de Chicago no por sus cualidades, sino completamente al azar. Nada más llegar al laboratorio recibió el nombre de Alex, cuyas iniciales se corresponden con «Animal Learning EXperiment». Estaba a punto de comenzar una de las más apasionantes experiencias ocurridas en el ámbito de la ciencia que se dedica al estudio de la inteligencia animal.
Veinticinco años después, podemos decir que los loros grises africanos han entrado por fin en los debates y teorías de psicólogos cognitivos, neurólogos y etólogos como nunca había ocurrido antes, y aunque lo han hecho de manera algo polémica, pocos expertos en cognición animal dudan ahora que hay tomarse en serio la inteligencia de los papagayos. Esto se lo debemos fundamentalmente a la tenacidad, el empeño y la perseverancia de la persona que encargó en su día aquel yaco de Chicago para someterlo a un largo programa de investigación: Irene Maxine Pepperberg.
El loro gris de cola roja es un loro de medida mediana. Su nombre describe perfectamente su aspecto: a excepción de la cola que es de color rojo, tiene el cuerpo cubierto de plumas con distintas tonalidades de gris.
Algunos ejemplares presentan plumas rojas en otras partes del cuerpo. El pico es de color negro y las patas de color gris oscuro. Miden alrededor de 33 cm de largo (28-39 cm) y pesan unos 475 g (380-600 g).
Estos datos son, así mismo, muy relativos. Hay diferencias significativas entre las poblaciones que habitan las diferentes regiones que integran la gran área de distribución de esta especie. Los individuos que pertenecen a las poblaciones del África Central son más grandes que los del África Occidental.
A todo ello, tenemos que añadir las diferencias intrínsecas al dimorfismo sexual. Las hembras son más pequeñas que los machos. Un macho adulto pesa alrededor de los 530 g (puede llegar a superar los 600 g). La hembra, en cambio, difícilmente llega a superar los 500 g y acostumbra a estar por debajo de los 460 g.
A parte de estas diferencias por lo que respeta a las medidas, el dimorfismo sexual de esta especie es poco significativo y difícilmente apreciable a simple vista. Las hembras acostumbran a tener un plumaje más claro que los machos (hablando siempre por comparación entre individuos procedentes de una misma zona geográfica). El aspecto general del macho es más macizo, la cabeza más cuadrada y el pico más grande, en relación con las hembras.
Los individuos inmaduros tienen un peso y medida inferior a la de los adultos y presentan también diferencias de coloración. En ellos el color del iris es muy oscuro cuando los animales tienen pocos meses, para pasar después a un color blanco-gris.
En jóvenes de más edad es amarillo claro y, finalmente, en los adultos es amarillo intenso. La cola de un joven que aún no haya mudado la pluma no es de color rojo inmaculado como la de los adultos, sino que tiene un tono más negruzco, especialmente en el extremo.
Los loros grises son animales gregarios que viven en bandadas organizadas jerárquicamente. En una misma bandada pueden congregarse centenares de individuos. Como pasa en la mayor parte de grandes psitácidos, el loro gris establece vínculos de pareja estables. La temporada de cría varía dependiendo de la localización geográfica, de las correspondientes condiciones climáticas y de la disponibilidad de alimentos existentes.
Así, puede haber puestas prácticamente a lo largo de todo el año, si observamos el conjunto del área de distribución. Por ejemplo, en el África Occidental la temporada va de noviembre a abril y, en cambio, en la República Democrática del Congo va de julio a diciembre.
Construyen los nidos en cavidades de los árboles, a una gran altura respecto del suelo. La mediana de huevos por puesta es de 3 (de 2 a 5). Son de color blanco y miden aproximadamente 39 x 31 mm. La incubación se inicia habitualmente con la puesta del primer o segundo huevo. La incubación dura de 27 a 30 días. Los jóvenes abandonan el nido a los 70-80 días.
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