Anno Dómini (del latín: «en el año del Señor»), abreviado como A. D., denota el año del nacimiento de Jesús de Nazareth y marca el inicio de la Era cristiana. En el español actual es más común usar después de Cristo (del Griego antiguo Christos, el Ungido, referido a Jesús) abreviado como d. C. para numerar los años de la era cristiana. Así, 1492 A. D. y 1492 d. C. representan ambos el año del descubrimiento de América.
Esta designación se usa para numerar los años en el calendario juliano y el calendario gregoriano. La formulación latina original Anno Domini Nostri Iesu Christi fue simplificada posteriormente como Anno Domini, siendo tal año determinado en el 525 por Dionisio el Exiguo en su tabla de Pascuas, adoptándose por la Europa occidental durante el siglo VIII.
Esta numeración de años basada en la era cristiana es predominante en muchos lugares alrededor del mundo, así como en el uso comercial y científico. Ha sido el estándar global por décadas, siendo reconocida por instituciones internacionales como las Naciones Unidas y la Unión Postal Universal. Tal predominancia se debe a la relevancia de la Cristiandad en el mundo occidental y la influencia de éste en la ciencia, tecnología y el comercio, así como por el hecho de que el calendario gregoriano ha sido considerado durante bastante tiempo como astronómicamente correcto1].
El uso tradicional del latín coloca la abreviatura antes del año para A. D. pero después en el caso de a. C. (antes de Cristo; por ejemplo: 64 a. C., A. D. 2007. Sin embargo en la actualidad es común encontrar A. D. después del año y también es usada después de los números de siglo y milenio, por ejemplo: siglo IV A. D., a pesar de que el significado literal no es congruente en esos casos («siglo cuatro en el año del Señor»).