Un clúster o clúster tonal (del inglés cluster: racimo de notas) es realmente un acorde musical compuesto de semitonos cromáticos consecutivos distintos (por ejemplo, las notas do, do♯, re, re♯, mi y fa, sonando al mismo tiempo). Variantes del clúster tonal incluyen acordes en distintas tonalidades, diatónicos , pentatónicos o microtonales, tocados a la vez (en el piano, por ejemplo, un acorde creado al presionar a la vez un grupo de teclas negras). En la práctica de la música clásica occidental, todos los clúster se consideran como acordes secundarios —esto es, el intervalo entre dos notas consecutivas en un cluster nunca es mayor de tres semitonos. En los verdaderos clúster, las notas suenan y se mantienen completa y simultáneamente, distinguiéndose de adornos como las acciaccaturas y otras semejantes. En el contexto de la música clásica europea, los clúster tienden a ser oídos como muy disonantes.
Hablando de forma general, un clúster consiste en tres o más notas contiguas tocadas al mismo tiempo —por ejemplo, tres o más notas cualesquiera adyacentes del piano pulsadas simultáneamente. Tal “apilado” constituye un clúster. Los apilados de tres notas basados en escalas diatónica o pentatónica son, técnicamente, también clústers; sin embargo, cuando abarcan un intervalo entre notas superior a un semitono, los comentaristas tienden a identificar esos apilados como “clústers” sólo cuando consisten en cuatro o más notas -por ejemplo, cuatro o más teclas blancas o teclas negras sucesivas pulsadas simultáneamente en el piano. Los instrumentos de teclado, debido a la superficie en que se toca, se prestan particularmente bien a la utilización de clústers, pero también se pueden realizar con casi cualquier instrumento individual en el que tres o más notas puedan ser tocadas simultáneamente, así como en la mayoría de grupos instrumentales.