Mioclono

El término mioclono describe un síntoma y generalmente no constituye un diagnóstico de una enfermedad. Se refiere a sacudidas repentinas e involuntarias de un músculo o grupo de músculos. Los tirones o jalones mioclónicos generalmente son causados por contracciones musculares repentinas llamadas mioclonos positivos, o por un relajamiento muscular llamado mioclono negativo. Las sacudidas mioclónicas pueden ocurrir solas o en secuencia, siguiendo un patrón o sin ningún patrón. Pueden ocurrir infrecuentemente, o muchas veces por minuto. Los mioclonos ocasionalmente ocurren como respuesta a un evento externo o cuando una persona trata de realizar un movimiento. Las contracciones no pueden ser controladas por la persona que las padece.

En su manera más sencilla, el mioclono consiste en una contracción seguida por un relajamiento del músculo. El hipo es un ejemplo de este tipo de mioclono. Otros ejemplos familiares de mioclonos son los sobresaltos nocturnos o mioclonías del sueño que algunas personas tienen cuando están quedándose dormidas. Estas formas sencillas de mioclonos ocurren en personas normales y saludables y no causan ningún problema. Cuando son más prevalecientes, los mioclonos pueden involucrar contracciones persistentes en forma de sacudidas violentas en un grupo de músculos. En algunos casos, los mioclonos comienzan en una región del cuerpo y se esparcen a los músculos en otras áreas. Los casos más severos de mioclonos pueden distorsionar el movimiento y limitar severamente la habilidad para comer, hablar o caminar de la persona que los padece. Estos tipos de mioclonos pueden indicar que hay un trastorno asociado en el cerebro o los nervios.

Los mioclonos se pueden desarrollar como reacción a una infección, a una lesión en la cabeza o en la médula espinal, a la apoplejía, a los tumores cerebrales, al fallo renal o hepático, a la enfermedad de almacenamiento de lípidos, al envenenamiento químico o por drogas, u a otros trastornos. Una privación prolongada de oxígeno al cerebro, llamada hipoxia, puede resultar en un mioclono posthipóxico o postanóxico. El mioclono puede ocurrir solo, pero con más frecuencia es uno de varios síntomas asociados con una gran variedad de trastornos del sistema nervioso. Por ejemplo, las sacudidas mioclónicas se pueden desarrollar en pacientes con esclerosis múltiple, la enfermedad de Parkinson, la enfermedad de Alzheimer, o la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob. Las sacudidas mioclónicas ocurren comúnmente en personas con epilepsia, un trastorno en que la actividad eléctrica en el cerebro se altera, lo que conduce a convulsiones.

Algunos investigadores especulan que las anormalidades o deficiencias en los receptores para ciertos neurotransmisores pueden contribuir a algunas formas de mioclonos. Los receptores que parecen estar relacionados a los mioclonos incluyen aquellos para dos neurotransmisores inhibidores importantes: la serotonina, que contrae los vasos sanguíneos y produce el sueño, y el ácido gammaaminobútrico (GABA), que ayuda al cerebro a mantener el control muscular. Otros receptores relacionados a los mioclonos incluyen aquellos para los opiáceos, los fármacos que inducen el sueño, y aquellos para la glicina, un neurotransmisor inhibitorio que es importante para el control de las funciones motoras y sensoriales de la médula espinal. Se necesitan realizar más investigaciones para determinar cómo estas anormalidades en los receptores causan o contribuyen al mioclono.

Aunque en algunos casos, los mioclonos resultan de una lesión a los nervios periféricos (definidos como los nervios fuera del cerebro y la medula espinal, o el sistema nervioso central), la mayoría de los mioclonos son producto de una alteración en el sistema nervioso central. Los estudios sugieren que varios lugares en el cerebro están involucrados en el mioclono. Uno de estos lugares, por ejemplo, está en el tallo del cerebro cerca a las estructuras que son responsables por la respuesta de sobresalto, una reacción automática a un estímulo inesperado, que involucra contracciones musculares rápidas.

Aún no se comprenden totalmente los mecanismos específicos detrás del mioclono. Los científicos creen que algunos tipos de mioclonos provocados por estimulación también pueden involucrar la sobre excitabilidad de algunas partes del cerebro que controlan el movimiento. Estas partes están interconectadas en una serie de circuitos de retroalimentación llamados vías motoras. Estas vías facilitan y modulan la comunicación entre el cerebro y los músculos. Los elementos claves de esta comunicación son químicos llamados neurotransmisores, que llevan los mensajes de una célula nerviosa, o neurona, a otra. Las neuronas liberan a los neurotransmisores, que se adhieren a los receptores en las células contiguas. Algunos neurotransmisores pueden hacer a la célula receptora más sensitiva, mientras que otros tienden a hacer a la célula receptora menos sensitiva. Los estudios de laboratorio sugieren que un desequilibrio entre estos químicos puede ser una explicación de los mioclonos.

Es difícil clasificar las muchas diferentes formas de mioclonos porque las causas, los efectos y las respuestas a la terapia varían mucho. A continuación están los tipos descritos más comúnmente.